jueves, 5 de agosto de 2010

Existe una realidad no tan lejana

Años atrás, empecé a adoptar una ideología contraria a la que postula la religión. Tal es así que me parecía absurdo creer en alguien que, para mí, no existía. Gastar mis domingos yendo a misa, repetir cincuenta veces una oración, en general, cumplir con una seria de requisitos para poder llamarme cristiana. No, yo no estaba hecha para eso a pesar de que mis padres me obligaban a cumplir con esos ritos. Al parecer, no asimilaban mi decisión. Es bueno ser fiel a tus ideas, pero sólo si sabes de que tratan.

Fue entonces que a inicios de clases del año 2009, un grupo de personas fueron al colegio a ofrecernos formar parte de las charlas de confirmación. ¿Confirmación?, me pregunté. Sì, Hacer firme y definitiva una decisión. Mi decisión ya estaba hecha: Yo no iba a incluirme en todo eso, a pesar de que mis padres me obliguen a hacerlo. Y así fue, me obligaron a ir un sábado al colegio, a escuchar que era lo que tenían para mí.
Primero nos hicieron formar grupos, nos presentaron a nuestra catequista, y luego fuimos a un salón donde todos estábamos en círculo. Ella nos hizo una serie de preguntas, de las cuales fui descubriendo que no sabía la respuesta de una de las más importantes, “¿quién soy?”. Siempre quise conocer a los demás, pero para realizarlo, era preciso conocerme a mí misma. Hubo algo o mejor dicho alguien que en ese momento influyó en mis pensamientos. Acepté que Dios es el fundamento de las relaciones humanas, y por ello es fundamental conocerlo. Repentinamente, dejé de lado el temor de luchar y perseverar por cosas buenas. Cada charla era un conocimiento más hacia mi espíritu, el cual, en ese entonces, ignoraba la realidad del mundo y el verdadero sentido de la vida.

Fuimos de retiro tres días. Nunca antes me había separado de mis padres por tanto tiempo. No tenía ni idea de cómo era todo. Sin embargo, comprendí que el ser humano tiene un anhelo de felicidad, por ello necesita un tiempo para encontrarse a sí mismo. La felicidad es una palabra que va más allá de un conjunto de nueve letras, es una palabra que muchos utilizan y no necesariamente de la mejor manera. Una palabra que cuando se encuentra en una pregunta, dudamos al responder. ¿Eres feliz?, ¿En qué se basa tu felicidad?, me cuestionaron, y yo no encontraba respuesta. En verdad, no sabía el significado real de esa palabra. Indagando encontré una frase que me cautivó: “La felicidad es interior, no exterior; por lo tanto, no depende de lo que tenemos, sino de lo que somos”. Por Henry Van Dyke, escritor estadounidense.

En la catequesis, me enseñaron cuán importante es amar a otras personas, y dieron énfasis al trabajo y la justicia, así como ser humilde y caritativa con los demás. Hablaron también de la verdadera crisis que tiene el mundo: el pecado. Yo, particularmente, no hubiera pensado de esa forma, simplemente porque no me hubiera dado el tiempo y el espacio adecuado para darme cuenta de todo esto. Pero veo que esta es una prueba más de que los seres humanos tenemos tantas cosas que dar y mostrar, y sólo rompiendo nuestras barreras podremos lograr ser exitosos.

Ese mismo año, asistí a la colecta de Armonizar, una asociación civil sin fines de lucro, que atiende a los niños con fisura en el labio y paladar. Una experiencia única. Pues, es inexplicable el bienestar que hay dentro de un corazón cuando es caritativo, cuando brinda tiempo a otros, dejando de lado el cansancio, y buscando el beneficio de ellos –en este caso de unos niños con labio leporino de escasos recursos. Di todo de mí para robarles una sonrisa.

Unos meses después, junto al Movimiento de Vida Cristiana, visité un cerro en los Cedros de Villa en Chorrillos. Mi primera impresión fue muy fuerte, era un grupo humano marcado por la pobreza. Sin embargo, este fue un motivo más para descubrir una realidad que existe, y abrir los ojos y el corazón hacia ella. Recuerdo que una señora me comentó: “no tenemos agua, y cada vez que llega el vehículo-cisterna, debemos bajar corriendo a conseguir lo que podamos, y eso sólo es cuando tenemos suerte”. Me es casi imposible comprender cómo estos niños y ancianos son capaces de resistir. Muchas veces nos quejamos de lo que tenemos y somos injustos con la vida. Sin embargo estas oportunidades de ver la vida de los otros te hace reconocer la suerte que uno tiene de estar vivo. Muchas veces somos indiferentes a la pobreza, la enfermedad, la educación, la delincuencia, la injusticia, el abandono, la falta de comunicación, la ignorancia, y olvidamos que todo eso es real y ocurre en nuestro país y en todo el mundo.

Un domingo, formé parte de un grupo de jóvenes entusiastas del Movimiento de Vida Cristiana y llevamos el servicio apostólico de los hermanos del Siloé al Hospital del Niño. Ahí tuve la gran oportunidad de conocer a los seres que más valoran la vida. Esas personitas que saben lo que quieren y buscan soluciones con mucha inocencia. Su máxima es luchar por el día a día, por cada minuto que te regale la vida. Sólo desean jugar, reír, hablar y preguntar. Tienen una gran fortaleza que los guía, a pesar de no demostrarlo en su apariencia. No viven en un castillo, pero se alegran al tener una camilla en donde descansar. No tienen barbies ni playstation, pero se divierten con una hoja en blanco y un par de lápices de colores. No reciben un buffet, pero no olvidan de agradecer a Dios cuando llega la hora de comer. No tienen un auto ni un chofer, pero quedan satisfechos cuando pasean en su silla de ruedas. No son inmunes al dolor, pero desean seguir viviendo. Muchos son abandonados, pero cuando los visitas, te acogen como su familia y te brindan todo su amor.

Me autoproclamo agricultora de esta tierra peruana y mi deber es preservar las buenas ideas. Creo que existen muchas diferencias socio-económicas entre nosotros, pero nos une el deseo de tener un mejor futuro, y el futuro está en nuestras manos. Gracias a estas experiencias de vida tengo la oportunidad de conocer y aprender de las personas que luchan por forjar un mejor futuro en este país. En el mundo existe un lenguaje que todos podemos comprender: el lenguaje de hacer las cosas con mucho amor y voluntad, en busca de alcanzar la felicidad.

Tati Loyola Silva

4 comentarios:

  1. compromiso mariano, MVC
    vida coherente
    Dios es camino, verdad y vida.. es TODO es AMOR.

    diferente mas no indiferente,
    Eres única y Especial como tú, pocaas!

    Teamohermanitaa :)
    Vannee **

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  2. Gracias hermani.
    Asì es, compromiso.

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